Pensar dentro de la caja
Cuando hablamos de compañías innovadoras, sin duda, nos vienen a la mente las grandes empresas tecnológicas que han despegado este siglo: Apple, Google (Alphabet), Spotify, Netflix, Amazon. Pero también podríamos pensar en aquellas que cambiaron el mundo con cambios a nuestro día a día que hoy asumimos como dadas: Ford y su Modelo T, IBM y su lucha por llevar “una computadora a cada hogar”.
Muy probablemente, como sociedad, asociamos la innovación con grandes en cambios e implementaciones que cambiaron el ritmo en el que se desarrolla la humanidad.
Sin embargo, la innovación la vivimos en pequeña escala en cualquier momento de nuestro día a día. Propuesto originalmente en el libro “The Alchemy of Growth”, escrito por Mehrdad Baghai, Stephen Coley y David White, el enfoque de los tres horizontes de innovación nos habla de los tres niveles en los que una empresa puede implementar la innovación en su día a día:
- Horizonte 1: se enfoca en optimizar el modelo de negocio actual, generalmente las innovaciones son destinadas a mejorar la eficiencia de procesos, calidad de productos y la satisfacción de los clientes con los bienes y servicios que la empresa ofrece. Puede ser algo tan simple, y a la vez revolucionario, como cuando Grupo Modelo empezó a vender 12-pack, en lugar del 6-pack que siempre vendía.
- Horizonte 2: busca generar oportunidades de generación de nuevos canales de desarrollo para la compañía en el mediano plazo, puede surgir por cambios tecnológicos, regulatorios o preferencia de los clientes. Se asume un riesgo un poco mayor al del horizonte 1 creando nuevos productos, servicios o modelos de negocio. Netflix es un buen ejemplo de una empresa que hizo este tipo de innovación, pero también Apple cuando desarrolló el iPhone como siguiente paso al iPod touch; aunque si nos vamos a las refresqueras/cerveceras, los hard seltzers que hemos visto en los últimos años también aplican.
- Horizonte 3: el objetivo es crear opciones para el futuro, generando cambios disruptivos o radicales que beneficien el largo plazo; por lo general son con cambios que ni siquiera están alineados con el modelo de negocio actual de las compañías. Al necesitarse iteraciones con experimentación y aprendizaje rápidos, con aceptación del fracaso como parte del proceso, en este tipo de innovaciones las startups pueden ser las grandes aliadas de los corporativos.
Conociendo estos horizontes la frase “pensar fuera de la caja” no necesariamente hace referencia a TODOS los procesos de innovación que puede vivir una empresa.
En su libro “Cómo la vida imita al ajedrez”, Garry Kasparov, señala “no estoy seguro cuando la frase pensar fuera de la caja se volvió tan popular… parecería un pecado pensar lógica y convencionalmente. Como si, de pronto, para no ser considerado un dinosaurio, tuviéramos que pensar de manera no ortodoxa, siendo que el pensamiento lógico te puede llevar a soluciones muy concretas”.
En ese sentido, recientemente me reencontré con esta imagen, la cual nos recuerda la importancia de conocer dónde nos movemos y qué retos enfrentamos en nuestro día a día, nos invita a mejorar y optimizar esos procesos y a lograr un cambio desde dentro.
Finalmente, las mejores innovaciones son aquellas que se pueden adoptar más rápido y mejor impacto tienen para la sociedad, lo que se traduce en una tracción más escalable de lo ofrecido.
Al emprender, ¿qué diferenciador tienes y cómo solucionas un problema que realmente “le duele” a la sociedad? Sin irnos muy lejos, eso es innovación.
Autor Miguel Gallo
One Reply to “Pensar dentro de la caja”
El artículo de Miguel Gallo nos ofrece una perspectiva refrescante sobre la innovación, recordándonos que no siempre se trata de “pensar fuera de la caja”. De hecho, como bien señala, muchas veces la clave reside en “pensar dentro de la caja”, optimizando y mejorando lo que ya existe.
Desde la perspectiva de la innovación sostenible y la resiliencia, este enfoque cobra aún mayor relevancia. La sostenibilidad se trata, en esencia, de optimizar los recursos y procesos para asegurar el bienestar presente y futuro. Y la resiliencia implica la capacidad de adaptarse y prosperar frente a los desafíos, lo que a menudo requiere una profunda comprensión de las estructuras y sistemas existentes.
Los tres horizontes de innovación, tal como se describen en el artículo, ofrecen un marco valioso para integrar la sostenibilidad y la resiliencia en la estrategia empresarial:
Horizonte 1: Optimización para la sostenibilidad. En este horizonte, la innovación se centra en mejorar la eficiencia de los procesos, la calidad de los productos y la satisfacción del cliente. Desde una perspectiva de sostenibilidad, esto se traduce en reducir el impacto ambiental, optimizar el uso de recursos y promover prácticas responsables en toda la cadena de valor.
Horizonte 2: Expansión resiliente. La exploración de nuevas oportunidades debe ir de la mano de la construcción de resiliencia. Esto implica diversificar mercados, desarrollar productos y servicios con menor impacto ambiental, y fortalecer la capacidad de adaptación frente a cambios e incertidumbres.
Horizonte 3: Innovación disruptiva para un futuro sostenible. Las innovaciones radicales deben estar orientadas hacia la creación de un futuro sostenible. Esto implica invertir en tecnologías limpias, desarrollar modelos de negocio circulares y promover soluciones que aborden los desafíos sociales y ambientales más apremiantes.
En definitiva, la innovación sostenible y resiliente requiere un enfoque holístico que abarque los tres horizontes. No se trata solo de crear nuevas tecnologías o productos, sino de transformar los sistemas y procesos para asegurar un futuro próspero y equitativo para todos. Y como bien señala el autor, las mejores innovaciones son aquellas que se adoptan rápidamente y generan un impacto positivo en la sociedad. En este sentido, la sostenibilidad y la resiliencia son claves para asegurar la viabilidad y el éxito a largo plazo de cualquier innovación.
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