Silver economy, la ola que viene

Valuar una startup en etapas tempranas es uno de los mayores desafíos para cualquier fondo de venture capital

 

Cuando aún no existen flujos de caja positivos, métricas estables o siquiera certeza de que la empresa seguirá operando el próximo año, asignar un valor razonable se convierte en un verdadero ejercicio de fe. 


En este contexto, la valuación no es una ciencia exacta, sino una combinación de arte, análisis y experiencia. 

 

Los fondos intentan responder una pregunta clave: ¿cuánto vale hoy una empresa cuyo éxito depende de su capacidad de ejecutar algo que todavía no existe del todo? 

 


¿Qué se evalúa (o debería evaluarse)? 


Más allá de las proyecciones financieras —que en etapas tempranas suelen ser aspiracionales—, los fondos analizan una mezcla de factores cualitativos y cuantitativos: 


  • Equipo fundador: su experiencia, complementariedad y capacidad de ejecución. 
  • Mercado: tamaño, velocidad de crecimiento y oportunidad real de capturar valor. 
  • Producto y tecnología: grado de diferenciación, barreras de entrada y validación del problema. 
  • Tracción inicial: usuarios, ingresos, retención o incluso señales tempranas de adopción. 
  • Modelo de negocio: claridad en la forma de monetizar y escalabilidad futura. 

En otras palabras, se busca entender si la compañía tiene los ingredientes correctos para convertirse en un negocio grande, rentable y sostenible… aunque hoy aún no lo sea. 


¿Cómo lo hacen los fondos? El VC Method 


El Venture Capital Method es uno de los enfoques más utilizados para valuar startups en etapas tempranas. 

Su lógica parte del final y trabaja hacia atrás: se estima cuánto podría valer la compañía al momento de la salida (exit) y se descuenta ese valor al presente, de acuerdo con el retorno esperado por el fondo. 


El proceso, en esencia, considera: 


  • Horizonte de inversión (por ejemplo, cinco años). 
  • Múltiplo de salida plausible (comparando con empresas similares). 
  • Retorno esperado por el fondo (por ejemplo, multiplicar su inversión varias veces). 
  • Monto de capital a invertir en la ronda. 
  • Riesgos adicionales (dilución futura, estructura de capital, opciones, etc.). 

 

Un ejemplo sencillo 


Imaginemos que un fondo analiza invertir en una startup llamada X


  • Se estima que, en cinco años, la compañía podría venderse en USD 50 millones a un jugador estratégico (con ventas proyectadas de USD 5 millones y múltiplos comparables de 10x ventas). 
  • El fondo busca un retorno de 5x sobre su inversión. 
  • Si invierte USD 2 millones hoy, esperaría que su participación valga USD 10 millones al momento de la salida. 
  • Esto implica que debería quedarse con alrededor del 20 % de la empresa. 


En resumen: 


  • Valor esperado en la salida: USD 50M 
  • Inversión: USD 2M 
  • Participación requerida: ≈ 20 % 
  • Valor actual objetivo: USD 10M 

 

Este método permite establecer una lógica de valuación alineada con los retornos esperados y el riesgo asumido, aunque depende fuertemente de supuestos —a veces optimistas— sobre crecimiento y múltiplos de salida. 


Valuar startups no es un ejercicio de precisión matemática, sino de disciplina y sentido común. 


En las etapas tempranas, más que buscar una valuación perfecta, el verdadero reto está en encontrar el punto donde el riesgo, la oportunidad y la confianza se equilibran. 


Por: Sergio García

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