

Valuar una startup en etapas tempranas es uno de los mayores desafíos para cualquier fondo de venture capital.
Cuando aún no existen flujos de caja positivos, métricas estables o siquiera certeza de que la empresa seguirá operando el próximo año, asignar un valor razonable se convierte en un verdadero ejercicio de fe.
En este contexto, la valuación no es una ciencia exacta, sino una combinación de arte, análisis y experiencia.
Los fondos intentan responder una pregunta clave: ¿cuánto vale hoy una empresa cuyo éxito depende de su capacidad de ejecutar algo que todavía no existe del todo?
¿Qué se evalúa (o debería evaluarse)?
Más allá de las proyecciones financieras —que en etapas tempranas suelen ser aspiracionales—, los fondos analizan una mezcla de factores cualitativos y cuantitativos:
En otras palabras, se busca entender si la compañía tiene los ingredientes correctos para convertirse en un negocio grande, rentable y sostenible… aunque hoy aún no lo sea.
¿Cómo lo hacen los fondos? El VC Method
El Venture Capital Method es uno de los enfoques más utilizados para valuar startups en etapas tempranas.
Su lógica parte del final y trabaja hacia atrás: se estima cuánto podría valer la compañía al momento de la salida (exit) y se descuenta ese valor al presente, de acuerdo con el retorno esperado por el fondo.
El proceso, en esencia, considera:
Un ejemplo sencillo
Imaginemos que un fondo analiza invertir en una startup llamada X:
En resumen:
Este método permite establecer una lógica de valuación alineada con los retornos esperados y el riesgo asumido, aunque depende fuertemente de supuestos —a veces optimistas— sobre crecimiento y múltiplos de salida.
Valuar startups no es un ejercicio de precisión matemática, sino de disciplina y sentido común.
En las etapas tempranas, más que buscar una valuación perfecta, el verdadero reto está en encontrar el punto donde el riesgo, la oportunidad y la confianza se equilibran.
Por: Sergio García