La IA y la necesidad de estar al tanto de los desarrollos y sus implicaciones

Hace unos días tuvimos la oportunidad de participar en un Summit organizado por Clocktower Ventures en California. Desde antes de viajar sabíamos que sería una experiencia distinta a los eventos a los que solemos asistir en Latinoamérica. No solo por la audiencia —predominantemente sajona—, sino también por la naturaleza de los temas, que apuntaban a un enfoque más global y con una clara mirada desde el capital en Estados Unidos. 

El evento, sin duda, fue espectacular y superó las expectativas; debo confesar que, como anticipábamos, pudimos escuchar diálogos de gran altura entre participantes muy relevantes, en torno a temas de tecnología e inteligencia artificial (IA). Sentí, además, que estas charlas se desarrollaban mucho más a nivel macro —“a nivel del bosque”— y menos a nivel del detalle —“a nivel del árbol”—, que es quizá lo que había encontrado con más frecuencia en otros eventos recientes a los que asistí. 

¿A qué me refiero con hablar a nivel del bosque? Bueno, en este caso, las discusiones sobre IA fueron de alto nivel, ya que tocaron temas como: (i) la hegemonía y el liderazgo entre EE.UU. y China en el desarrollo de la tecnología, la producción de chips y los avances en quantum computing; (ii) debates en torno al machine learning y la robótica, junto con la preocupación de en qué momento las máquinas podrían desplazar a los humanos, incluso en ámbitos militares; (iii) la IA generativa y qué tan pronto podría desarrollar capacidades semejantes a las humanas —razonar y aprender nuevas tareas sin entrenamiento previo—; (iv) la eficiencia del gasto en IA y la posibilidad de monetizarla evitando que se genere una burbuja de inversión; y (v) la relevancia de contar con fuentes de generación eléctrica confiables y accesibles para sostener el funcionamiento de los grandes centros de datos. 

En muchos otros foros previos, las conversaciones habían girado principalmente en torno al uso práctico de la IA y su adopción: los riesgos de desplazamiento de los humanos, casos de emprendedores que la emplean para hacer más eficientes sus procesos, o iniciativas para desarrollar agentes que faciliten el onboarding de clientes y mejoren la experiencia de usuario. En suma, diría que esas charlas pertenecen más a la categoría de discusiones “a nivel del árbol”. 

Sin duda, a nivel práctico, mi aprendizaje de la semana pasada fue el siguiente: con el advenimiento de la IA, hoy tenemos como individuos el reto de mantenernos actualizados sobre sus capacidades y posibles usos cotidianos —ya sea en tareas personales o en la manera en que puede eficientar nuestro trabajo profesional y el de la empresa—, pero al mismo tiempo debemos estar atentos a lo que ocurre a nivel del bosque, porque el avance de todo esto es vertiginoso. 

Habrá que cuestionarnos cuánto tiempo dedicamos cada semana a reflexionar sobre estos temas tan relevantes. 


Por: Octaviano Couttolenc

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