Para nadie es un secreto la transformación disruptiva que estamos viviendo como sociedad a raíz de los cambios climáticos que enfrentamos: el estrés hídrico, inundaciones, presiones para que la misma superficie trabajada produzca más alimentos, calores extremos o tormentas de nieve a destiempo, son solo algunos ejemplos.
La situación es crítica y lo mencionado en líneas anteriores son únicamente «síntomas»; tenemos que recordar todos los días que los más afectados con las situaciones climáticas extremas son, como siempre, los menos favorecidos socioeconómicamente.
La agricultura es uno de los sectores que tiene mayor impacto en la producción de dióxido de carbono y en consumo de agua (70 % del total), de ahí que la resolución de estos pasa por la innovación en procesos, generación y asimilación de nuevas tecnologías que favorezcan la optimización de recursos y mejoras de rendimiento en las cadenas productivas.
Se estima que para 2050, la población mundial alcanzará los 10 000 millones de habitantes, lo que generará una demanda de alimentos 70 % superior a lo que se produjo en 2020.
Por otra parte, se tiene estimado que, en la cadena de producción y distribución de alimentos a la población mundial, se tiene una merma cercana al 30 % de los alimentos producidos. En LATAM, esto representa 127 millones de toneladas de comida al año.
Importancia del Sector Agro en la región latinoamericana
Sin duda, el sector agroindustrial, que abarca toda la cadena de producción de alimentos, desde el campo hasta la mesa del consumidor final, juega un papel estratégico para el desarrollo social de Latinoamérica.
• Hay más de 570 millones de hectáreas y 600 millones de habitantes.
• Cuenta con el privilegio de tener todos los tipos de climas y reservas de agua dulce superiores a otras regiones.
• Tiene comportamiento contra cíclico y en ocasiones es más resiliente; son cadenas integradas globalmente y con cierta inelasticidad de precios: pase lo que pase, la gente no va a dejar de comer ni tomar líquidos.
• Más del 30 % de la población latinoamericana vive en zonas rurales. De esa población, cerca de la mitad (48.5 %) son pobres y una cuarta parte (22.5 %) extremadamente pobres.
• Menos del 40 % de la población rural en Latinoamérica tiene acceso a servicios financieros.
• Más de 50 millones de personas trabajan en el sector agroindustrial de la región.
Con estos datos, podemos afirmar que Latinoamérica se encuentra ante la gran oportunidad de convertirse en el granero del mundo los próximos años, pero para lograrlo, tiene que resolver temas estructurales y sociales de fondo que permitan el desarrollo visualizado.
Solucionando un problema de fondo
Las desigualdades se crean desde los inicios de la cadena de producción y se incrementan conforme avanzan los procesos, favoreciendo y facilitando el acceso a los recursos a quienes tienen más. Creando brechas de oportunidades que, por lo general, se vuelven insalvables.
El abanico de soluciones que llegan a pequeños y grandes productores debe ser analizado desde los vectores de disrupción que pueden afectar positivamente a la agricultura: el ecosistema, fintech, nutrición, agua, manejo de data o soluciones biológicas son solo algunos ejemplos.
Debemos aprovechar los avances de la región como desarrollo de infraestructura, digitalización del consumidor final, desarrollos tecnológicos o la diversificación e integración de la cadena de suministro, para convencer a los productores que se pueden lograr mejores resultados cambiando las técnicas de producción del siglo veinte.
Reforzar la importancia de proyectos de captura de carbono, manejo de agua, regeneración ambiental, agricultura regenerativa, manejo de desechos y economía circular es un primer paso.
Catalizar con recursos estos proyectos para que, a la par que regeneren el medioambiente, generen recursos para todos los involucrados es un segundo paso en vía de la regeneración social.
No podemos aspirar a generar una regeneración social sin pasar por una regeneración ambiental.
Autor Miguel I. Gallo