A medida que el año llega a su fin y el ritmo cotidiano comienza a bajar, se abre un espacio invaluable para reflexionar sobre lo vivido: las metas alcanzadas, los retos superados, y también aquellos propósitos que se quedaron en el camino.
Este 2024 me ha dejado aprendizajes significativos, tanto en lo personal como en lo profesional, y quiero compartir algunos de ellos contigo. Mi intención es reflexionar juntos sobre estos puntos y, a partir de ahí, construir metas claras para 2025. Espero que encuentres algo que resuene contigo y lo lleves a tu día a día.
Aprendizajes de 2024
1. Expresar tu opinión, escuchar a los demás y alinear expectativas
He aprendido que defender lo que piensas es esencial, pero igual de importante es escuchar activamente a los demás. Muchas veces, al prestar atención a otras perspectivas, descubres ideas o soluciones que no habías considerado. Es en ese intercambio donde se puede encontrar un terreno común para alinear expectativas. Esto no solo facilita la colaboración, sino que también fortalece las relaciones.
En mi experiencia profesional, alinear expectativas es clave, ya sea con el equipo o al analizar proyectos con emprendedores. Esto no garantiza que los procesos sean fáciles, pero ayuda enormemente a avanzar con claridad. La clave está en una comunicación honesta: expresar tus ideas con confianza y escuchar con apertura para encontrar un terreno común que facilite la colaboración.
2. No guardarte lo que te genera desgaste o estrés
En el día a día, acumulamos tensiones tanto laborales como personales, y muchas veces tratamos de manejarlo todo por nuestra cuenta. Sin embargo, este año aprendí que no hablar de lo que te preocupa, solo agrava la situación y puede llevarte a un punto de quiebre.
Personalmente, suelo ser reservado con los temas que me generan estrés, pero en 2024, enfrenté situaciones donde pedir apoyo fue necesario. Al abrirme con personas de confianza, encontré la calma y claridad que necesitaba. Este aprendizaje me dejó claro que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino una forma de cuidar tu bienestar.
3. Tomar tiempo de desconexión
Es fácil quedar atrapado en la rutina, incluso si disfrutas lo que haces. Este año entendí que desconectar no siempre significa hacer algo extraordinario. Actividades sencillas, como pasar tiempo con amigos, convivir con la familia o simplemente disfrutar momentos contigo mismo, pueden ser igual de valiosas.
En mi caso, pequeños hábitos como jugar pádel los lunes o ver una serie al final del día me ayudaron a recargar energías. Además, durante un viaje con amigos donde me desconecté por completo, redescubrí el valor de alejarme de la rutina para apreciar las cosas simples que muchas veces damos por sentadas.
Metas para el 2025
En lugar de una lista interminable de propósitos, quiero centrarme en objetivos realistas que consoliden lo aprendido este año:
Espero que estos aprendizajes te inspiren a hacer un balance de tu propio año y a plantearte metas que te acerquen a una vida más plena. ¡Te deseo un 2025 lleno de crecimiento, bienestar y aprendizajes!
Autor Rodrigo Arroyo